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Alimentación consciente

La Conexión entre la Nutrición y la Mente

La relación entre la alimentación y la mente es un tema que ha ganado una atención significativa en los últimos años. La alimentación consciente, también conocida como mindful eating, es una práctica que se enfoca en prestar atención plena a lo que comemos y cómo lo comemos. Esta disciplina no solo promueve una mejor relación con la comida, sino que también destaca la estrecha conexión entre la nutrición y la salud mental.

 

El Efecto de la Alimentación en el Estado de Ánimo

La comida que consumimos también puede tener un impacto directo en nuestro estado de ánimo. Los carbohidratos complejos, como los que se encuentran en los granos enteros, las frutas y las verduras, pueden aumentar los niveles de serotonina, una sustancia química cerebral que regula el estado de ánimo y la sensación de bienestar. Por otro lado, el consumo excesivo de azúcar y grasas saturadas se ha relacionado con la depresión y la ansiedad.

La alimentación consciente implica prestar atención a las señales de hambre y saciedad de nuestro cuerpo, lo que puede ayudarnos a evitar comer en exceso y a tomar decisiones más saludables en cuanto a los alimentos que consumimos. Al reducir la ingesta de alimentos procesados y azucarados, podemos mantener un equilibrio en los niveles de azúcar en sangre y prevenir las fluctuaciones bruscas que a menudo contribuyen a los cambios de humor.

 

La Importancia de la Gratitud

Además de elegir alimentos nutritivos, la alimentación consciente también se trata de la moderación y la gratitud. Al comer con atención plena, nos permitimos disfrutar de cada bocado y saborear la comida. Esto nos ayuda a evitar el exceso de comida y a apreciar más la experiencia de comer.

La gratitud desempeña un papel fundamental en la alimentación consciente al fomentar un enfoque positivo hacia la comida. En lugar de sentirnos culpables por indulgencias ocasionales, podemos aprender a disfrutar de estos momentos sin remordimientos, lo que contribuye a una relación más saludable con la comida y, en última instancia, con nuestra mente.

 

La importancia de una Dieta Saludable

Mantener un equilibrio en el eje intestino-cerebro es fundamental para una salud óptima. Una de las formas más efectivas de lograr esto es a través de una dieta saludable. Los alimentos ricos en fibra, prebióticos y probióticos promueven la salud de la microbiota intestinal. Esto incluye alimentos como frutas, verduras, yogur y alimentos fermentados. Por otro lado, una dieta rica en grasas saturadas, azúcares refinados y alimentos procesados puede tener efectos negativos en la microbiota intestinal y, por lo tanto, en la salud mental. Estos alimentos pueden promover la inflamación y afectar negativamente la producción de neurotransmisores clave.

Conclusiones

La alimentación consciente es mucho más que simplemente prestar atención a lo que ponemos en nuestro plato; es un enfoque holístico que reconoce la conexión profunda entre la nutrición y la mente. Al adoptar esta práctica, podemos nutrir nuestro cuerpo y nuestra mente de manera equilibrada, promoviendo la salud mental y emocional a largo plazo.

Trucos para ser más sostenibles

Vivir de manera sostenible se ha convertido en una prioridad para muchos y lo cierto es que empezar a incorporar pequeños hábitos en nuestro estilo de vida puede marcar una gran diferencia para el medio ambiente. En el artículo de hoy de Casa Bruñó os contamos varios trucos para empezar a ser más sostenibles.

  1. Reduce, reutiliza y recicla: Seguro que ya conoces la teoría de las tres erres, basada en reducir el consumo innecesario, reutilizar los productos y reciclar los residuos. Sabemos que lo de reciclar puede dar un poco de pereza al principio pero si lo empiezas a incorporar poco a poco en tu rutina, sin darte cuenta, se convertirá en parte de tu estilo de vida.
  2. Ahorra energía: La energía que utilizamos en nuestros hogares es una de las principales fuentes de emisiones de carbono. Una forma de contribuir al ahorro puede ser apagar las luces cuando no las necesitemos, desenchufar dispositivos electrónicos o usar bombillas de bajo consumo. ¡Así de fácil!
  3. Opta por la movilidad sostenible: Elige opciones de transporte sostenibles siempre que sea posible. Caminar, usar la bicicleta o utilizar el transporte público no solo reducen las emisiones de carbono, sino que también son beneficiosos para tu salud. Aunque sí para moverte necesitas el coche sí o sí, puedes plantearte la opción de compartirlo con otras personas, ​​lo que además de ser sostenible, te permitirá socializar y hacer nuevos amigos.
  4. Alimentación consciente: La producción de alimentos tiene un gran impacto ambiental. Considera llevar una dieta más vegetal, reduciendo el consumo de carne y optando por alimentos de origen vegetal como las verduras, las hortalizas o las frutas. Además, elegir frutas de temporada también es una decisión sostenible. Ahora que estamos en verano puedes disfrutar de las sandías y melones Bruñó. Pero…¡Espera! ¿Has probado nuestro nuevo melón sweetheart? ¡Te adelantamos que te encantará!
  5. Ahorro de agua: El agua es un recurso invaluable y escaso. Adopta hábitos que te ayuden a ahorrar agua, como cerrar el grifo mientras te cepillas los dientes o te enjabonas en la ducha, reparar las fugas y utilizar sistemas de riego eficientes en tu jardín.

Ahora que ya sabes algunos trucos para empezar a ser más sostenible, ¡en tus manos está el cambio! Ya sabes que incorporando pequeñas acciones en tu día a día estarás aportando un granito de arena para conseguir un futuro más sostenible.

Beneficios de tomar alimentos de temporada

Optar por alimentos de temporada ofrece maravillosos beneficios. No sólo es una elección saludable para nuestro cuerpo, sino que también contribuye al cuidado del medioambiente.
¿Quieres descubrirlos? Cuando hablamos de alimentos de temporada, nos referimos a aquellos que se cultivan y se cosechan en la época del año en la que están naturalmente disponibles. En contraste, los alimentos fuera de temporada suelen ser producidos en invernaderos o viajar a largas distancias para llegar a nuestras mesas, lo que tiene un impacto negativo en el medioambiente.
Por eso, desde Bruñó consideramos que es imprescindible empezar a optar por alimentos de temporada. ¿Cuáles son los beneficios tanto para el planeta como para nuestro cuerpo?
¡Te los contamos ahora mismo!

  • Tienen mejor sabor y textura: los alimentos de temporada son recolectados en el momento óptimo de madurez, lo que se traduce en un sabor y una textura excepcionales. Desde jugosas frutas de verano hasta sabrosas verduras de otoño. Cada temporada tiene su propia oferta culinaria que vale la pena disfrutar.
  • Apoyo a la economía local: Al consumir alimentos de temporada, apoyamos a los agricultores locales. Esto promueve, en cierta medida, la agricultura sostenible y contribuye al desarrollo económico de nuestra comunidad. Además, al comprar directamente a los productores locales, eliminamos intermediarios y fomentamos un sistema más justo y equitativo.
  • Reducción de la huella de carbono: Al optar por alimentos de temporada, reducimos la necesidad de importar productos de otros países lejanos. Esto implica menos transporte y almacenamiento, lo que se traduce en una menor emisión de gases de efecto invernadero y un menor impacto en el cambio climático.
  • Variedad y conexión con la naturaleza: consumir alimentos de temporada nos permite disfrutar de una amplia variedad de productos a lo largo del año, siguiendo los ciclos naturales. Además, nos conecta con la naturaleza y nos hace apreciar la diversidad y la belleza de cada estación.

Ahora que conoces los beneficios de los alimentos de temporada, te estarás preguntando, ¿pero y cómo lo podemos incorporar en nuestra dieta diaria? Pues visitando mercados locales, apostando por marcas de proximidad como Bruñó o unirse a grupos de consumo responsable.
Ya sabes que optar por alimentos de temporada es una elección inteligente tanto para nuestro bienestar como para el planeta. Nos nutre de manera saludable, nos permite disfrutar de sabores auténticos y nos invita a formar parte de un sistema alimentario más sostenible. Ahora que viene el verano, las mejores frutas de temporada son nuestras sandías y melones Bruñó. ¡Así que vamos a deleitarnos con lo mejor que cada temporada tiene para ofrecer!

¿Cómo se cultiva el melón y la sandía?

El melón y la sandía son dos de las frutas más refrescantes que puedes encontrar durante el verano. ¿Aún no sabes cómo se cultivan? En este post te explicamos todo lo que necesitas saber dándote el paso a paso, así como sus características y timings. ¡Empezamos!

El método adecuado para cultivar un melón

El melón es una fruta característica que está compuesta por un 90 % de agua. Es originaria de Egipto, aunque actualmente ya puede encontrarse en todos los lugares del mundo. El proceso para cultivarlos es fácil de ejecutar, aunque requiere que sigas todos los pasos de manera correcta.

La germinación de las semillas debe realizarse entre los meses de abril y de mayo. De esta forma, a mediados de julio, las semillas habrán superado el metro de altura. A partir de aquí, solo deberás esperar tres meses para recoger los frutos, por lo que en octubre ya tendrá la fruta lista.

Excepto con el método de secano, necesitarás que la tierra esté húmeda. La temperatura media deberá estar entre los 20 y los 25 grados. Una vez que la planta del melón madure, se inicia el proceso de floración. Para ello, requerirás como mínimo unos 21 grados. Existen muchos tipos de cultivo disponibles, pudiendo hacerse también en maceta o en la tierra directamente según tus necesidades.

¿Cómo cultivar una sandía?

Al igual que en otros muchos cultivos, con la sandía contamos con diferentes opciones a nuestra disposición. Se trata de una fruta muy refrescante para el verano, pero con la que necesitaremos empezar la plantación durante la primavera, o a finales de invierno. Uno de los principales contratiempos es el espacio, ya que se trata de una planta grande. Por otro lado, requiere buenas temperaturas y muchas horas de luz.

Para empezar, podemos optar por hacer la siembra directamente en el suelo. En este caso, deberás esperar hasta la primavera, que es cuando se reúnen las condiciones naturales necesarias. También puedes incorporar un túnel para protegerlas, aunque, en este caso, lo más interesante es plantarlas en un semillero. Posteriormente, cuando llegue la estación, ya podrás trasladarlas a su lugar definitivo.

La zona en la que lo plantes debe ser espaciada y contar con impacto directo de la luz solar. Sin embargo, una vez has completado este paso, las sandías no necesitan muchos cuidados. Solo deberemos vigilar en climas más húmedos la posible aparición de hongos. La parte del riego también es muy importante.

Hay varias fases imprescindibles. La primera es en los días posteriores a haberla plantado, donde harás riegos abundantes. Posteriormente, serán frecuentes, pero más ligeros. Al igual que el melón, la recogida de la sandía es a los 80-90 días de la siembra.

Descubre los melones y sandías de la Casa Bruñó

En Casa Bruñó cuidamos mucho los productos que ofrecemos a nuestros clientes. Entre los más destacados podemos encontrar el melón ecológico o el mini gourmet. Asimismo, también disponemos de melones premium, de cinco estrellas o gran selección frutería. Todos ellos han sido cultivados con todos los cuidados necesarios en las áreas de Murcia, la Mancha, Brasil o Senegal.

Durante los meses de más calor, también ofrecemos una gran variedad de sandías. Prestamos atención especial al grado de brix para asegurar siempre el sabor y la dulzura necesaria. Entre los productos más destacados se encuentra la sandía negra sin pepitas, la sandía ecológica o la sandía rayada sin pepitas. En todos los casos, cuentan con una excelente calidad interna.

Como conclusión, siguiendo los métodos para cultivar un melón o una sandía, en Casa Bruñó apostamos siempre por las mejores frutas del mercado.

¿Por qué es necesario proteger el suelo?

El 7 de julio se celebra el Día Internacional de la Conservación del Suelo. Se eligió esta fecha, porque el 7 de julio de 1960 falleció Hugh Hammond Bennett, un científico estadounidense que demostró la relación directa que existe entre el cuidado del suelo y su capacidad productiva.

El motivo de esta celebración es concienciar a la sociedad sobre el impacto de la explotación y la contaminación de los suelos en la destrucción del entorno natural. Un factor de riesgo que pone en peligro la supervivencia de miles de especies en todo el mundo.

Conservación del suelo: datos clave

El suelo es un recurso muy complejo que actúa de soporte de todas las formas de vida que existen. Se trata de un recurso no renovable, y en la actualidad la pérdida del suelo es uno de los problemas ambientales más importantes que existen a nivel global.

Según varios estudios científicos, la naturaleza tarda dos siglos en producir tan solo un centímetro de suelo fértil. Por esta razón, es fundamental que ciudadanos, empresas y gobiernos hagan todo lo que está en su mano para protegerlo.

Son dos los principales problemas que afectan al suelo en la actualidad:

  • Desertificación: es el proceso de degradación mediante el cual el suelo fértil pierde parcial o totalmente la capacidad productiva. Aunque las causas pueden ser de lo más variadas, las más frecuentes son la deforestación y la explotación.
  • Aumento de la población: para garantizar las necesidades alimenticias de la población mundial se necesitan como mínimo 1.000 millones de hectáreas. Esto provoca una presión constante sobre los recursos naturales.

¿Cuáles son los beneficios de mantener y proteger un suelo sano?

Con motivo del Día de Conservación del Suelo, es interesante conocer algunos beneficios del terreno cuando está sano. Lo primero a tener en cuenta es que es la base de la agricultura, y proporciona los nutrientes que las plantas necesitan para desarrollarse y crecer adecuadamente.

A esto hay que sumar que para que los alimentos sean de buena calidad y nutritivos, es necesario que el suelo esté sano. También absorbe mucho CO2, lo que ayuda a reducir el impacto de las emisiones de este gas y, por lo tanto, es un gran aliado para luchar contra el cambio climático.

Además, el suelo sano es fundamental para el correcto mantenimiento de la biosfera. Sustenta microorganismos que evitan la proliferación de numerosas enfermedades.

¿Cómo proteger el suelo?

Existen diferentes métodos de conservación del suelo, siendo la reforestación uno de los más importantes, la cual consiste en reponer la vegetación que había anteriormente en una determinada zona.

Para evitar que el suelo se agote y aumentar la productividad, la rotación de cultivos es una muy buena estrategia. En ella se alternan los diferentes tipos de plantas que se cultivan en un lugar en concreto.

Y más allá de asuntos productivos, ¿podemos hacer algo como ciudadanía?

Si tienes un jardín en casa, tú también puedes contribuir a la conservación del suelo con un cuidado adecuado del mismo.

Para evitar la erosión del viento, puedes cultivar una hilera de árboles, de tal manera que actúen como una barrera contra el viento. Esto es muy útil para que la capa superior del suelo se seque.

Si no quieres perturbar el suelo, puedes construir el jardín sin necesidad de cavar. Es tan sencillo como cultivar las plantas por encima de la superficie.

Durante la temporada de cultivo, es recomendable que esparzas una capa muy fina de mantillo alrededor de la base de las plantas. Esto ayudará a conservar los nutrientes y la humedad.

Es resumen, es necesario que todo el mundo tome conciencia acerca de la necesidad de preservar la superficie terrestre. La conservación del suelo es una prioridad.

 

El origen del melón y la sandía

Los tenemos en la mesa cada verano desde pequeños y son ya una parte tradicional de nuestra gastronomía, pero la historia del melón y la sandía está llena de misterios y curiosidades. Los dos se parecen en cierta manera, aunque su sabor y color es diferente. ¿Sabías que ciertamente estaban relacionados? Descubre a continuación su recorrido hasta que llegaron a nuestras fruterías.

La sandía no era ni tan roja ni tan dulce

La sandía es un fruto que lleva muchísimo tiempo con nosotros. Aparece ya documentada en el Antiguo Egipto, porque el faraón Tutankamón fue enterrado con las semillas de esta fruta.

Lo demás tenemos que averiguarlo a partir de la secuenciación genética integral de la sandía domesticada (Citrullus lanatus), que es la que consumimos actualmente. Eso es lo que ha hecho un grupo de investigadores de la Universidad Ludwig Maximilian, de Munich (Alemania), dirigidos por la botánica Susanne Renner. Comparando el genoma de la sandía actual con seis variedades salvajes, han podido trazar la historia de este fruto.

Por ahora, se sabía que en Egipto ya se cultivaba la sandía en el 4000 a.C. También existe una variedad llamada melón egusi, muy similar a la sandía, que crece en África Occidental. Lo curioso es que se cultiva por sus semillas y no por su pulpa, que no es comestible.

Sin embargo, la sandía actual parece estar genéticamente más emparentada con melón citrón (Citrullus amarus), una variedad salvaje de sandía que existía en Sudán, antes de que comenzara la agricultura en esta zona. Tiene la misma forma que la sandía y es moteada o amarilla y con la pulpa blanca y menos dulce. Además, suele ser ovalada, casi como el melón. Se conoce también como sandía sudanesa, y todavía existe en la actualidad. Aunque su sabor no es para nada tan agradable como la sandía que conocemos. En la actualidad se conoce también como melón de Kordofán y crece en Karfur, una región al sudeste de Sudán.

Eso sí, si nos atenemos a la sandía dulce como la conocemos hoy, es mejor que situemos su origen en Egipto. Es lo que conocemos como sandía domesticada, y parece que los agricultores egipcios consiguieron aumentar su dulzura generación a generación, cultivando solo semillas de las variantes más dulces. Es lo que se conoce como selección artificial, en vez de natural. ¡Tenemos mucha suerte de contar con sandías dulces hoy en día!

La historia del melón: más incierta todavía

De nuevo encontramos referencias al melón en las tumbas egipcias, en el 2400 a.C., y era un fruto bien diferenciado de la sandía. También los griegos lo alababan como «la obra maestra de Apolo» y existen manuales romanos del siglo III que hablan de su horticultura. Los musulmanes decían que «el que sacie su estómago con melones, se llenará de luz». Así que, si te gusta el melón, no eres el único ¡Parece que era un fruto muy estimado por todas las culturas! Sin embargo, hay teorías que aseguran que ya existía en Asia meridional antes de llegar a los egipcios, pero ellos fueron los primeros en documentarlo.

¿Y qué pasa con las variedades como el melón Galia o el Cantalupo? El primero fue desarrollado en Israel en 1970 por Zvi Karchi, cruzando dos variedades. Por contra, aunque tendemos a pensar que es más nuevo, el melón Cantalupo ya aparece en documentos de 1739, y, según se sabe, fue introducido en la localidad italiana de Cantalupo in Sabina desde Armenia. Antes, parece que ya se cultivaba en África, Golfo Pérsico y el subcontinente indio. Aunque, curiosamente, en la actualidad el principal productor es Francia.

¿Has visto cuánta historia hay tras nuestros deliciosos melones y sandías? Somos privilegiados por tener con nosotros estas variedades tan dulces y nutritivas, ¡disfrútalos!

Cambios sencillos para cocinar de manera ecológica

En plena crisis climática, todos sabemos que nuestro granito de arena puede suponer un gran gesto para el cuidado del medioambiente. ¿Cómo? Pues bien, empezando desde casa. Ahorrando luz, evitando malgastar el agua y cocinando de otra manera. ¿Quieres cocinar de manera ecológica? Prueba a poner en práctica algunos de los consejos que te proponemos.

Termina tus platos con calor residual

¿Faltan unos minutos para que tu plato este listo? Pues, apaga la vitrocerámica o el sistema de cocinado que tengas y deja que se termine de cocinar con el calor residual. Aunque te parezca que unos minutos no pueden hacer nada por el planeta, todo suma. Además ahorrarás en la factura del gas o de la electricidad.

Aprovecha mejor el horno

El horno también supone un gasto energético alto. Así es que si lo vas a encender, aprovecha para cocinar varios platos al mismo tiempo. Para ello, puedes disponer varias bandejas en el interior y utilizar la parte baja para cocinar unas patatas asadas, por ejemplo. No uses el horno para cocinar un pequeño plato.

Usa el microondas y la olla exprés

Siempre que puedas apuesta por la olla exprés y el microondas. Cocinarás en menos tiempo y estarás reduciendo el gasto energético. Recuerda que en la olla rápida puedes hacer todo tipo de platos caseros como legumbres cocinadas al estilo tradicional o, incluso puedes cocer la pasta en tan solo unos minutos.

Haz platos más sostenibles

¿Te encantan los platos de la abuela que llevan varias horas de cocción? Además de sustituir la olla convencional por la rápida como te hemos indicado, apuesta por platos rápidos que no necesiten más que un par de minutos de cocción. El pescado y las verduras a la plancha o los revueltos de huevos con algún otro ingrediente son tan solo algunas ideas. Además, corta los alimentos en láminas finas para que se cocinen en mucho menos tiempo.

Un día sin cocinar

Puedes preparar platos muy ricos y nutritivos sin necesidad de usar el horno o la vitrocerámica. Por ejemplo, puedes cocinar ensaladas de hortalizas o de legumbres del supermercado ya cocidas. También puedes tomar un buen sándwich y si tienes comida del día anterior, puedes optar por ella.

Recicla los residuos

En la cocina es el lugar de la casa en el que se generan más basura. Es muy importante que recicles bien todos los residuos. Para ello, utiliza cubos de basura independientes, o divididos en apartados preparados para el reciclaje, para la basura orgánica, el plástico, el cartón y el vidrio. Y no te olvides de llevarlos a sus contenedores de reciclaje.

Compra utensilios sostenibles con el planeta

¿Quizás antes no te habías dado cuenta de cuántos utensilios de cocina tienes fabricados en plástico? ¿Tienes que renovarlos? Cómpralos fabricados en otros materiales. Por ejemplo, compra tuppers de cristal y tablas de cortar en madera en lugar de hacerlos en plástico. Siempre que puedas, recuerda: utiliza menaje y utensilios en madera, cristal y acero. Y cuando tengas una celebración, evita los vasos y platos de plástico que se suelen utilizar por bandejas y menaje reutilizable.

No tires la comida

Todo lo que te sobre guárdalo en tuppers, de cristal mucho mejor, y mételos en el frigorífico o el congelador. El gasto energético es menor cuando solo tienes que calentar una comida en un par de minutos y no cocinarla. Además, es una forma de ser más respetuosos con las personas de otras partes del planeta que no tienen la misma suerte que nosotros y no tienen qué comer cada día.

Haz un buen uso del agua

En la cocina solemos hacer un gran gasto de agua. ¿Cómo puedes evitarlo? Llena el lavavajillas a carga completa y, si no tienes y friegas a mano, trata de utilizar la menor cantidad de agua posible y de cerrar el grifo mientras estés enjabonando los platos. También puedes ponerreguladores de agua en los grifos. Además, puedes reutilizar el agua. Por ejemplo, lava tus verduras en un cuenco para evitar el desperdicio y aprovecha ese mismo agua para el cubo de fregar.

Conciencia al resto de la casa

Es importante que el resto de familiares de la casa tomen conciencia de lo importante que es ser ecológicos en la cocina. Indícales que tienen cubos de basura para distintos residuos y háblales de la importancia de ahorra agua y electricidad. Además, recuerda que la mejor manera de concienciar a otros es predicando con el ejemplo.

Por supuesto, todo lo que puedas añadir como tener electrodomésticos A+++ o usar bombillas de bajo consumo ayudarán a cuidar el planeta y además, te ayudarán a ahorrar. Si buscas ideas para platos, mira en nuestra sección de recetas Casa Bruñó todas las opciones que te proponemos. Gracias por ayudarnos a cuidar el planeta.

Diez ideas para reducir el consumo de plástico en casa

El plástico es uno de los mayores enemigos del planeta. Lo contamina, lo ensucia y tarda mucho en eliminarse. Por eso, es muy importante que cada uno de nosotros ponga su granito de arena para cuidarlo. ¿Qué puedes hacer tú? Te damos 10 tips para reducir el uso de plástico en casa:recicla

  1. Utiliza tus propias bolsas para comprar. Puedes hacerla de tela o reutilizar las que ya tengas en casa. ¿Te olvidas siempre de llevarla a la compra? Un truco: ten siempre una bolsa en el interior de tu bolso, así nunca se te olvidará cogerla. ¿Y solo vas a comprar una pequeña cosa? Pide que te la den sin bolsa y métela en tu bolso.
  2. Empieza por la cesta de la compra. ¿Te has parado a pensar cuántos envases de plástico llevas en la cesta de la compra? Trata de comprar envasados en cristal; elige siempre los productos a granel y lleva tus propios envases de casa para llevarlos. Siempre que puedas dile que no a los envases de plástico.
  3. Reutiliza los botes de cristal. Los botes de cristal de aceitunas, verduras, etc. tienen mucha más utilidad de la que imaginas. No los tires y úsalos para guardar legumbres, especias, comida preparada, como costurero…¿De momento no te van a servir para nada? Guárdalos, verás que más tarde o más temprano los vas a necesitar; por ejemplo, para guardar las nuevas especias a granel que has comprado.
  4. Elimina el menaje de cocina de plástico. Sustituye las pajitas de toda la vida por pajitas reutilizables o de cristal, no compres menaje de plástico para los cumpleaños y otras celebraciones, busca otras opciones, y compra tuppers de cristal en lugar de siempre los que estás tan acostumbrado, duran mucho más y conservan mejor los alimentos.
  5. Haz tus propios productos de limpieza y maquillaje. Si te vienes muy arriba puedes hacer de todo, desde jabón hasta cremas y tónicos faciales, etc. También puedes usar vinagre o productos naturales.
  6. Lleva tu propia botella de agua. ¿Eres de esas personas que bebe mucha agua cuando está fuera de casa o cuando se va de viaje? Lleva tu propia botella, mejor de acero inoxidable, siempre en el bolso y rellénala en el trabajo, en las fuentes públicas, etc. No te olvides de poner una botella de acero inoxidable en la mochila de los peques para el cole. Un pequeño gesto que hará recordar lo importante que es evitar el plástico.
  7. Empieza a comprar artículos en otros materiales. Seguro que no te has parado a pensar cuántos artículos compras de plástico y que podrías comprar en otros materiales. Por ejemplo, los cepillos de dientes en bambú y los cepillos y peines para el pelo en madera, las esponjas de celulosa para fregar los platos o el film, todo eso seguro que puedes cambiarlo por otro tipo de envoltorio.
  8. Reutiliza. Evidentemente hay productos que no puedes evitar comprar en plástico como la leche o los yogures, por ejemplo. Puedes reutilizarlos para plantar una maceta, para las manualidades del cole de tus hijos, el envase de las hueveras como recipiente para pinturas, etc. Y si no le ves ninguna utilidad llévalos siempre al contenedor de reciclaje de plástico.
    También puedes aprovechar los plásticos para hacer adornos de Navidad, una acción que se está llevando a cabo en muchos pueblos de España.
  9. Ojo con el agua y el aceite. Dos productos imprescindibles en la casa son el agua y el aceite. Evita las garrafas de agua, intenta beber agua del grifo. Y si puedes, lleva tu propia garrafa a un comercio de aceite a granel. Con estos dos pequeños gestos estarás ahorrando mucho más plástico de que crees.
  10. Conciencia a todos los familiares de la casa. Es muy importante que conciencies al resto de la casa predicando con el ejemplo, sobre todo por los más peques de la casa. Como dicen: grano a grano… se hizo un granero.

Con estos pequeños consejos puedes empezar a reducir el consumo de plástico en casa. Si todos ponemos un poco de nuestra parte, será un gran alivio para el planeta.

6 claves para practicar mindful eating

Como os contamos en post anteriores, el mindful eating es una tendencia basada en trasladar toda tu atención a la nutrición. Es fácil de poner en marcha si tienes actitud e intención. Hoy en Casa Bruñó te damos 6 claves para practicarlo:

  1. Una vez te sientes a comer, disfruta visualmente de lo que tienes ante ti. Observa los alimentos, los colores que tienen y disfruta de su olor. Alimentarse no ha de ser una obligación, por lo tanto, siéntete feliz de hacerlo.
  2. No hay que comer con prisas, por lo tanto, come tranquilo y relajado. Sabemos que es posible que tengas un tiempo limitado, no obstante, no se trata de estar comiendo y mirando el reloj en cada momento. Con controlar el tiempo de una forma moderada es más que suficiente.
  3. Comer sentado es otro factor que hay que tener en cuenta, ya que comer de pie o mientras realizas otro tipo de obligaciones no es nada saludable. Si no comes sentado y relajado, las hormonas que producen el estrés llegarán con más facilidad al cerebro.
  4. Si tienes distracciones a tu alrededor, el espíritu de la alimentación consciente se diluirá. El silencio es importante, por lo tanto, apaga el teléfono y la televisión. Tu nivel de concentración se centrará en la comida. Este es uno de los objetivos más importantes de esta novedosa técnica.
  5. No te obligues a comer todo lo que haya en la mesa. Tu cuerpo tiene unas necesidades y él solo te las pedirá. Por lo tanto, no comas sin ganas y no comas más de lo que tu cuerpo te pide. Para continuar disfrutando de este momento y de la comida que hayas preparado, te recomendamos reducir la ración con un plato más pequeño o cortarla en trozos de tamaño más reducido.
  6. Masticar de forma correcta es otra clave importante. Está comprobado científicamente que masticar correctamente hace que ingieras menos cantidad de comida, ya que tu cerebro detecta las señales de ansiedad.

En conclusión, el mindful eating ha comenzado a estar presente en los hábitos alimenticios y nutricionales de una parte importante de la población.

¿Te animas a probarlo?

Mindful eating: La tendencia de la alimentación consciente

¿Has oído hablar del mindful eating? En Frutas Bruñó somos conscientes de la importancia de una alimentación sana y equilibrada, por eso hoy en Casa Bruñó queremos hablarte sobre una de las últimas tendencias en alimentación.

¿Qué es el mindful eating?

El mindful eating, también llamado alimentación consciente, es una tendencia que te va a permitir trasladar toda tu atención a la nutrición. De esta forma, vas a aprender a escuchar tus emociones y tus sensaciones corporales, siempre con el objetivo de que consigas una alimentación más sana.

Es un nuevo proceso nutricional que se caracteriza por la innovación, ya que no existen dietas como tal. Es importante resaltar y tener en cuenta que no se trata de una técnica para adelgazar. En cambio, es más un estilo de vida y una nueva forma de relacionarse con los alimentos. La importancia reside en saber escoger, cocinar y comer determinados productos.

La alimentación consciente es sinónimo de escucha, es decir, de prestar atención a tu cuerpo y a las señales que te proporciona. Por ello, tienes que prestar atención al hambre y a la saciedad, además, también es importante comprender la diferencia entre hambre fisiológica y emocional, así como a las causas emocionales que nos hacen recurrir a la comida para calmar nuestra ansiedad.

¿Por qué cada vez más personas están sumándose a esta nueva tendencia? No es casualidad ni tampoco es una moda pasajera, ya que los resultados y beneficios son más que considerables, de ahí que cada vez esté ganando más adeptos y, además, la concienciación sobre practicar una alimentación más saludable va en aumento conforme transcurren los años.

Algunas ventajas del Mindful eating

La alimentación de una forma consciente promueve la concentración. Al comer de forma consciente y, además, poniendo toda tu atención en lo que realizas, vas a practicar el método de la atención. En base a ello, tu nivel de concentración irá en aumento en el resto de actividades diarias.

La diferenciación entre hambre psicológica y hambre fisiológica es una de las claves más importantes del mindful eating. Vas a diferenciar entre comer por necesidad o comer por aburrimiento, tristeza o depresión.

De forma progresiva, el estrés y la ansiedad que hemos comentado anteriormente, pueden desaparecer poco a poco de tu vida. Es importante que evites comer de forma compulsiva. De esta forma tomarás más conciencia de tus emociones y, por lo tanto, tu mente y tu cuerpo van a estar más presentes. En consecuencia, el estrés y la ansiedad podrán ir poco a poco diluyéndose.

Es posible perder peso sin hacer ninguna dieta. Para ello, tienes que controlar determinadas cuestiones a la hora de alimentarte, tales como la textura del alimento o el sabor, por lo tanto, vas a aprender a controlar lo que comes sabiendo lo que necesitas en cada momento. Aunque esta técnica no está enfocada a perder peso, no obstante, lo vas a conseguir igualmente. Esto es así, ya que a partir de ahora te pararás a disfrutar de la comida y, además, cuando no estés saciado. ¿Alguna vez has escuchado que comiendo muy rápido tu peso aumenta? Pues según esta tendencia, mejor comer con calma. Y en eso, estamos de acuerdo.

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