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El Pequeño Secreto de las Mandarinas: ¡El Ombligo!

¿Alguna vez te has preguntado por qué las mandarinas tienen un pequeño «ombligo»?
¡Hoy en Casa Bruñó te contamos el secreto detrás de este detalle encantador!
El ombligo de la mandarina, también conocido como «pistilo» es en realidad la parte donde el tallo estaba unido a la fruta mientras crecía en el árbol. Pero este pequeño detalle encierra algo especial:

  1. Prueba de Frescura: El ombligo de la mandarina es una señal de frescura.
    Mientras más verde y fresco se vea, mejor será la mandarina.
  2. Fácil de Pelar: A menudo, el ombligo es el punto de inicio perfecto para pelar la mandarina de manera rápida y sencilla.
  3. Tradición Divertida: En algunas culturas, es costumbre jugar a desvestirla mandarina comenzando por el ombligo, lo que la convierte en un gesto divertido al disfrutar de esta deliciosa fruta.
  4. Sorpresas Ocultas: Algunas veces, debajo del ombligo puedes encontrar pequeñas sorpresas, como una semilla o una segunda mandarina en miniatura.

Así que la próxima vez que disfrutes de una mandarina, no pases por alto su encantador ombligo. ¡Es parte de lo que hace que estas frutas sean tan especiales! En Bruñó elegimos las mejores mandarinas para que disfrutes de su sabor y no tengas que preocuparte por mirarles el ombligo, ya lo hacemos nosotros por ti.

 

Los cítricos en el devenir de la historia del arte

Las naranjas, los limones o los pomelos son fotogénicos. En pintura, en fotografía o en el cine. Sus formas y colores han inspirado a artistas de todas las épocas. Los cítricos en el arte son un motivo recurrente.

En general, las frutas han jugado un papel destacado en la historia del arte. Desde la antigüedad, los artistas siempre han buscado plasmar la belleza de la naturaleza. Las frutas aparecen ya en mosaicos griegos y romanos de casas señoriales. En el Renacimiento, los bodegones de naranjas, manzanas o uvas cobraron un gran protagonismo y fueron un recurso habitual en la pintura de la época. Gracias a la genialidad de algunos pintores, las naranjas o limones encierran en el arte simbologías ocultas.

A continuación, comenzamos un apasionante recorrido por la figura de las frutas cítricas en el mundo del arte. Acompáñanos para descubrir la evolución de los cítricos en la pintura. Recorreremos algunas de las grandes obras que tienen a naranjas y limones como protagonistas.

Representaciones de los cítricos en el arte

Las conocidas como naturalezas muertas son uno de los géneros más antiguos de la historia del arte

. Alimentos, flores u objetos inanimados han servido como modelos para la pintura de todas las épocas. Pero ¿las frutas encierran algún tipo de significado oculto? En general, han tenido una marcada simbología a lo largo de la historia. Por ejemplo, la manzana está asociada al pecado o al deseo en el imaginario bíblico. O las uvas, que representan la lujuria o el deseo. ¿Cuál es la simbología de los cítricos en su representación gráfica?

Ya en la Grecia clásica las frutas adornan frescos y mosaicos de palacios. Los más famosos son los descubiertos en la Casa de los Ciervos, en Herculano. Un pequeño fresco de melocotones y una jarra de agua que adornaba el salón de un palacio en el año 79 d. C. En la Edad Media no tuvieron una representación importante, pero sí que aparecieron en pinturas religiosas. Para los pintores medievales, naranjas y limones simbolizaban la representación del bien y del mal y su lucha por el alma de los seres humanos.

Sería con el Renacimiento cuando las frutas se convierten en un tema de gran importancia. Cesto con frutas (1596) de Caravaggio se considera el

primer bodegón de la historia de la pintura

. Para los monarcas de la época, mecenas de pintores que pagaban las obras, son una de sus obsesiones. Es el caso de Cosimo III de Medici. Este rey encargaría al pintor Bartolomeo Bimbi un gran número de obras de cítricos. Una de las más conocidas es su Pomeranias, naranjas y limones (1715). Para pintores como Botticelli o Bellini, las naranjas en cuadros representan la fecundidad. En cambio, el limón, según el contexto, puede ser símbolo de tristeza o dolor.

Con la llegada de los impresionistas, los cítricos siguen teniendo un marcado protagonismo. Están despojados de un simbolismo tan cargado como en épocas anteriores. Sus colores y formas sirven a Monet o a Renoir para experimentar con la luz y los volúmenes. Para postimpresionistas como Van Gogh también serán una fuente de inspiración constante en su afán de plasmar la naturaleza.

Cuadros con esencia cítrica

Si la naranja es el fruto más representativo de la Comunidad Valenciana, uno de los pintores más famosos de Valencia la plasmó en muchas de sus obras. Joaquín Sorolla vivió el auge del sector industrial cítrico durante los siglos XIX y XX. En sus obras, la naranja representa la vitalidad y la plenitud desde una perspectiva naturalista. Como en Valenciana cogiendo naranjas (1907), casi una especie de retrato robado por la actitud tímida de la modelo. En El naranjero (1891) compone un cuadro costumbrista en el patio interior de una casa con matices regionalistas por la vestimenta de los modelos. Pero también le consagra un carácter casi religioso. Como en su monumental Las grupas (1916), donde representa una especie de romería en el que dos hombres portan un gran racimo de naranjas a modo de ofrenda.

Antonio Fillol Granell, contemporáneo y admirador de Sorolla, también consagrará a la naranja algunas de sus obras. La recolección de naranjas muestra una escena costumbrista de trabajadores del campo ataviados con trajes regionales. En otras de sus obras, los naranjos rodean a los personajes como si retratase una especie de Edén de brillantes colores verdes y naranjas.  

Bodegón de naranjas (1862) de Antonio Mensaque y Alvarado transmite un gran hiperrealismo en el detalle de las naranjas peladas. La textura de los gajos y la pelusa blanca de la corteza son de una viveza vibrante. O el color verde de las hojas y el modo en que la luz juega con el volumen de los frutos colgando.

En su Naturaleza muerta con manzanas y naranjas (1895-1900), Paul Cezanne destaca por su maestría en la composición. La disposición de las frutas ocupando la parte central de la imagen. El contraste de colores entre el blanco del mantel y el colorido tapizado del sofá. Todo ello para tratar de poner equilibrio en un universo azaroso y desordenado.

Julio Romero de Torres evoca la sensualidad de los cítricos en su Naranjas y limones (1927). Con una de sus tradicionales mujeres morenas como modelo, reinventa el bodegón. La mujer, desnuda de cintura para arriba, sostiene en sus brazos naranjas y limones. El pintor equipara así la sensualidad y naturalidad de la fruta con la belleza armoniosa de la mujer.

Rafael Romero Barros, padre del anterior, fue un pintor de estilo costumbrista con una etapa cordobesa de gran realismo. A esta etapa pertenece su Bodegón de naranjas (1863). En la actualidad se puede contemplar en el Museo de Bellas Artes de Córdoba. Una exquisita composición horizontal de naranjas peladas y en gajos. Destaca por la perfección de los detalles de la fruta pelada o de la sombra que proyecta un vaso de zumo. Al igual que otros bodegones de temática similar, el color de los cítricos potencia la vitalidad y la plenitud. Por ello, resulta curioso el término naturaleza muerta para designar este tipo de obras.

Bodegón con naranjas, melón y cajas de dulces pertenece al pintor Luis Egidio Meléndez y se encuentra en el Museo del Prado. Este pintor de finales del XVIII, español pero nacido en Italia, se caracterizó por sus bodegones austeros y detallistas. Todo un maestro de este arte. Una muestra de ello lo podemos ver en la textura de las cajas de dulces del cuadro. Su dominio del claroscuro queda patente en el contraste entre el fondo verdoso y la luminosidad de las naranjas en primer término.

Como hemos visto, la representación pictórica de las frutas supone un documento histórico muy importante. Es un interesante modo de contemplar la evolución de la pintura a lo largo de épocas y estilos. Los cítricos han ocupado un papel relevante. Durante el Renacimiento, su presencia en bodegones simbolizaba aspectos como la vida y la muerte. Con la llegada de los impresionistas se convirtieron en explosivos motivos de brillantes colores. Caravaggio, Botticelli, Monet, Sorolla…

Las naranjas y los limones han posado para los mejores artistas en composiciones que hoy podemos contemplar en museos de todo el mundo. Sin duda, los cítricos en el arte han sido uno de los temas más recurrentes de la historia.

Beneficios de desayunar en familia

Para un buen número de especialistas, el desayuno es la comida más importante del día. En primer lugar, porque aporta la energía necesaria para afrontar la jornada. Ten en cuenta que, durante el sueño nocturno, el cerebro desconecta y precisa de combustible alimenticio para reactivarse después. Además, preparar cada mañana un buen desayuno para compartir es un enfoque extremadamente positivo para la cohesión y la unidad de cualquier familia.

En esta entrada, vamos a profundizar juntos en esta importancia física y social de la primera comida del día.

¿Por qué compartir un desayuno en familia?

Un estudio realizado por Kellog’s Nutrition, la archiconocida empresa de cereales, ofrece datos significativos sobre las consecuencias de compartir un desayuno en familia de forma regular. Lo cierto es que, a tenor de estos resultados, todos deberíamos optar por este planteamiento cuando tenemos hijos en edad escolar:

  1. Aumenta en un 24 % la posibilidad de los hijos coman de forma saludable.
  2. Desciende en un 20 % el peligro de consumir alimentos insanos.
  3. Se reduce en un 35 % el riesgo de padecer un trastorno alimentario.
  4. Disminuye en un 12 % la posibilidad de sufrir sobrepeso.

Desde un punto de vista físico y nutricional, estos indicadores ya son suficientemente importantes por sí solos como para animarnos a desayunar en familia. Sin embargo, hay muchos factores positivos más que se derivan de esta práctica.

Vivimos en una sociedad en la que los jóvenes, los adolescentes y los niños se encuentran expuestos a innumerables estímulos de información, muchos de ellos contradictorios. Quizás debido a ello, la ruptura generacional, al menos en términos de comunicación, parece más insalvable que nunca. En este contexto, desayunar juntos es un buen antídoto para algunos de los peligros sociales del entorno.

Beneficios sociales de desayunar en familia

Comenzar la mañana compartiendo algo tan simbólico como la primera ingesta del día es un aspecto fundamental para cualquier grupo humano. Si te preguntas por qué compartir un desayuno, fíjate bien en todas estas consecuencias positivas que produce:

  • Los niños y los adolescentes comparten un tiempo distendido con su gente más cercana y, en principio, querida.
  • Se potencian las habilidades comunicativas de los presentes.
  • La comunicación familiar se consolida y fluye con mayor naturalidad.
  • En consecuencia, se estrechan los vínculos emocionales, los lazos familiares se consolidan y la confianza entre todos se incrementa.
  • Se identifican y se aprenden los usos de cortesía y los buenos modales en la mesa.
  • Los participantes inician el día de manera positiva, sintiendo el apoyo de sus seres queridos y el refuerzo del grupo.
  • Se refuerza la percepción de unidad familiar y respaldo colectivo.
  • Se establece un momento del día insustituible para todos, idóneo para hablar de las cosas que pueden afectar a todos los presentes.

Como ves, compartir los desayunos en familia es una iniciativa enormemente positiva para todos. Los niños, los adolescentes y los jóvenes comen mejor, se relacionan con su entorno más próximo en un ambiente desenfadado y positivo y se sienten más integrados y valorados. En cuanto a los adultos, más allá de todo lo anterior, acortamos distancias con nuestros descendientes y estamos mucho más al día de lo que les ocurre o podría llegar a ocurrirles. Asimismo, ¡comemos mejor y más sano cuando estamos con ellos!

Afronta el día con energía gracias a estos desayunos en familia

Si ya estás convencido de que desayunar en familia es tu próximo objetivo doméstico, debes comenzar cuanto antes. Fundamentalmente, estas dos estrategias te ayudarán a acelerar el logro de este objetivo:

  • Sé paciente. Empieza poco a poco, con uno o dos días a la semana, y paulatinamente ve estableciendo esta rutina diaria. Al principio no impongas a nadie la presencia y sé un tanto flexible. El objetivo es que se convierta en una participación voluntaria, considerada beneficiosa por todos y para todos. Si se vive como una obligación desde el comienzo, acabará separando antes que uniendo.
  • Prepara desayunos ricos. Este es un factor determinante. A menudo desayunamos poco, mal o de forma improvisada. Cuando se nos ofrece un desayuno apetitoso cada día, como ocurre en los hoteles, tendemos a alimentarnos mejor. Busca tus aliados en casa para hacerlo también con tu familia.

¿Qué desayunamos juntos?

Una de las máximas a aplicar es que esta primera comida del día debe ser variada y saludable. Es importante que incluya un elemento lácteo, cereales, fruta, proteínas sin grasas excesivas y un poco de mantequilla o aceite para completar la ingesta.

Es cierto, por otra parte, que la creatividad ayuda a potenciar estos encuentros familiares alrededor de un desayuno. Por eso, te proponemos algunas recetas atractivas que te ayudarán a conseguir este propósito:

  • Sándwiches vegetales. Puedes prepararlos con panecillos integrales o rebanadas de pan de molde integral. Combina, por ejemplo, champiñones, pimienta negra, tomates o espinacas y una chorradita de aceite de oliva virgen extra. Si quieres, incluye un poquitín de queso fresco y, tal vez, una cucharada de mermelada. ¡No quedará ninguno en el plato!
  • Batido frutal. Elige la combinación de macedonia que desees, aunque las frutas con colores vistosos, como las fresas, las frambuesas, los arándanos, las cerezas o la naranja, son los más recomendables. Trocéalas y mételas en la licuadora con leche semidesnatada o, si lo prefieres, de soja o de almendras. ¡Te saldrá delicioso! Sírvelo en una jarra transparente, para que su colorido alegre, o directamente en vasos o tazas que puedes decorar con trocitos de fruta.
  • Yogur al gusto. Es verdad, abrir una tarrina de yogur del super es más rápido y, a priori, parecido. Pero si viertes yogur líquido natural en un recipiente y le añades trozos de fruta con un poco de mermelada, conseguirás un producto más sano, apetitoso y familiar. ¡Todos estarán deseando probarlo!
  • Crepes rellenas de salud. A los peques les encantan estas finas láminas de origen francés. Puedes comprar las bases o elaborarlas tú con harina, huevos, leche, mantequilla, canela, vainilla y una pequeña dosis de azúcar. Prepáralas, eso sí, muy finitas. ¿El relleno? Mermelada baja en grasa, chocolate casero elaborado con cacao puro o un relleno salteado de huevo a la plancha, jamón de pavo y queso fresco. ¿Quién puede decir que no a un manjar como este?
  • Avena para todos. Esta es una de las grandes revelaciones de la nutrición saludable actual, así que deberías incorporarla a estos desayunos compartidos. Una buena alternativa es recrear los boles de cereales industriales que tanto triunfan entre los pequeños, pero de forma saludable. Mezcla en una olla leche, una ramita de canela y avena hasta que hierva. Tras bajar el fuego para que se espese, incorpora esencia de vainilla y, cuando esté tibia, un poco de miel. Por separado, en una sartén dora mantequilla con unas láminas de plátano y, después, añade trozos de manzana. Antes de servir, incluye un picadillo de nueces y, si te apetece, chocolate negro rallado. ¡Les encantará esta avena!

La imaginación es la clave. A veces, la escasez de tiempo nos impide incorporar este tipo de recetas a diario. Pero hacerlo de un modo periódico ayuda a convertir el desayuno en un momento único de sabor, salud, energía positiva y convivencia familiar. Preparar cada desayuno para compartir supone invertir en la vitalidad y el bienestar de todos. Entra en las sección Recetas de Casa Bruñó y descubre algunas ideas para hacer unos desayunos riquísimos.

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