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¿Cómo reducir la huella de carbono y el consumo de energía a través de la alimentación? Ahorra y cuida el planeta.

Como bien sabes, la huella de carbono es el volumen total que producen las actividades económicas y las cotidianas de gases de efecto invernadero, especialmente, de dióxido de carbono). Y bien, todos queremos colaborar pero, ¿qué es lo que podemos hacer cada uno de nosotros como individuos para colaborar en esa mejora medioambiental tan necesaria? Hoy te damos algunos consejos para gastar menos y reducir nuestra pequeña huella.

Consejos para reducir la huella de carbono en la alimentación y en la cocina

Reciclar más y mejor
Durante los últimos años, nos hemos familiarizado con la clasificación de residuos y los colores de los contenedores donde los hemos de introducir. Sin duda alguna, las familias van un paso por delante de las instituciones a la hora de reciclar. Pero ¿estás seguro de que reciclas todo lo que puedes?
El aceite usado aún es una cuenta pendiente. Debería ir a un contenedor naranja que no es accesible para toda la población. Te invitamos a que localices el que tengas más cercano y no tires por el desagüe el que deseas desechar. Mejor aún si te atreves a utilizarlo para elaborar un buen jabón natural.

Desperdicio cero
Sin duda, es un gran reto. Si posees espacio al aire libre en casa y te encantan las plantas, con los restos orgánicos que originas en la cocina, podrías crear un poco de compost. Basta un pequeño bidón con unos agujeros e introducir ahí las pieles de las frutas y hortalizas, los restos de comida, etc. y tus plantas recibirán el mejor fertilizante para crecer sanas.

Eliminación del plástico en la bolsa de la compra
Seguro que sabes que toda la sociedad hace un esfuerzo enorme para eliminar el plástico de sus vidas. No se trata ya de que reutilices las bolsas una y otra vez, las de tela van a cumplir a la perfección su función y no contaminan ni en su fabricación ni en su reciclaje.

Compra alimentos de proximidad
El transporte de los productos que consumes emiten gases contaminantes. Por esta razón, lo más conveniente es que utilices alimentos que se produzcan cerca de casa. Para no equivocarte, mira la procedencia en la etiqueta antes de comprar.

Consume productos de temporada
Además de notarlo en el bolsillo, en el sabor y en sus propiedades nutricionales, son más sostenibles. Está claro que las frutas y verduras ecológicas prescinden de plaguicidas y fertilizantes. Sin embargo, hay que decir que los productos de temporada requieren muchas menos sustancias que cuando no lo son. Forzar el crecimiento en un clima o temporada adversos nos hace pagar un alto precio medioambiental.

Reduce o elimina el consumo de carne
Aquí, nos debemos detener un poco más. La carne es el alimento más nefasto para el clima. Según la FAO, la ganadería ocasiona cerca del 15 % de las emisiones. De todas las variantes, la del ganado vacuno es la más nociva. A la carne de vacuno, le sigue de cerca la de cordero.

Más allá de una moda, el incremento creciente de personas que apuestan por las dietas vegetarianas y veganas en los últimos tiempos obedece a esta toma de conciencia.
No te vamos a pedir que elimines las carnes de tu dieta. Sin embargo, puedes ayudar al planeta haciendo platos en los que la carne sea un ingrediente más y no el único plato.

Presta atención al consumo de lácteos
La producción de leche de origen animal emite el doble de gases que las de origen vegetal, mucho menos, si se trata de la bebida de almendras. Además, ten en cuenta que las almendras españolas son de excelente calidad.

Cuida la limpieza del frigorífico y del congelador
Si dejas el hielo pegado en las paredes de tu congelador, vas a necesitar mucha más energía eléctrica para mantener las bajas temperaturas que requiere. Por otro lado, las bolsas habituales que utilizamos para que contengan los alimentos dentro del frigorífico actúan de barrera y obligan a demandar más electricidad para conservarlas. Si evitas los empaquetados y el hielo, tu nevera será mucho más eficiente.

Cocina para varios días
Si, a la hora de cocinar tus guisos, prevés raciones para dos o tres días y las congelas, ahorrarás mucho dinero en consumo eléctrico e ingredientes, y de tiempo. Es cierto que no todos los alimentos sirven para congelar, pero merece la pena que te informes al respecto porque, además de ayudar al planeta, te ayudará a ti.

En definitiva, los consejos que te hemos proporcionado solamente suponen un pequeño gesto que, si lo interiorizas, contribuye a ese cambio de mentalidad tan necesario sin que renuncies a nada si no estás preparado. Disminuir la huella de carbono personal depende de ti. Prueba estos consejos y verás como además de cuidar el planeta, ahorras.

Somos lo que comemos y el planeta también

Hoy, en Casa Bruñó, te hablaremos acerca de la alimentación sostenible y por qué es importante consumir más fruta y verdura de temporada para mantener a nuestro medioambiente protegido. Conoce todos los beneficios que supone una buena alimentación para tu organismo. Aprende a diferenciar entre lo que es ecológico y lo que no.

¿Sabías que tu alimentación influye en el medioambiente?

Sin duda, eres lo que comes, pero el medioambiente también se siente beneficiado o perjudicado por tu dieta diaria. Esto tiene una explicación, ya que si te alimentas de una manera poco saludable, puesto que tu comida requiere procesos de elaboración más contaminantes, estás contribuyendo directamente al deterioro del entorno.

Piensa qué supone utilizar las frutas y demás alimentos que nos proporciona nuestro planeta. Incluso cuando devolvemos las partes que no nos comemos a la naturaleza, como las semillas o las cáscaras de ciertas verduras o determinados frutos, esta las usa como abono. De alguna forma, enriquecemos el suelo para que los seres vivos sigan reproduciéndose.

La salud del medioambiente se conserva si no tiramos desechos químicos o desperdicios derivados de componentes no orgánicos. Igualmente, nuestra salud estará más cuidada al ingerir los productos naturales, que están llenos de vitaminas, proteínas, minerales, fibra, etc.

Al cuidar tu medio, estás cuidándote a ti mismo. Somos una proyección de todo lo que nos rodea. Si la naturaleza se enferma, nosotros estamos en un gran problema.

¿Qué debemos comer para reducir el impacto medioambiental?

No encontrarás mejor solución que recurrir a la fruta de temporada. Para empezar, esta no está sometida a ningún proceso de crecimiento artificial, lo que te permite ingerirla con la tranquilidad de que todas las piezas conservan sus propiedades por completo.

Las verduras, junto a la fruta, son otra opción beneficiosa. Aunque siempre puedes encontrar productos fuera de temporada, gracias a los invernaderos, sus efectos en el medioambiente nunca se van a comparar con los procesos artificiales o la comida procesada.

La naturaleza nos ha provisto de alimentos que son completamente sanos para nuestro organismo. Todo lo que no parta de ella, sin duda, no puede dejar un buen resultado en la salud. En este sentido, los alimentos crudos, como la verdura y la fruta, nos aportarán mucho más que que cocinar determinados productos, un proceso mediante el que los alimentos pierden propiedades.

¿Cómo el consumo de frutas y verduras contribuye a la salud del planeta?

Sin duda, las proteínas son necesarias para nuestro organismo, ya que, a partir de ellas, nuestras células generan energía; además, nuestro sistema muscular consigue el desarrollo necesario para estar saludable.

No siempre hacemos la mejor elección sobre el tipo de carne a consumir. Por ejemplo, la carne roja en exceso puede tener repercusiones importantes en el sistema circulatorio y dificulta el correcto funcionamiento arterial. No siempre diferenciamos bien una pieza grasa de la carne magra o, sencillamente, nos dejamos seducir por las calorías de más.

El planeta, al igual que nuestro cuerpo, también siente sus repercusiones. Para empezar, se emplean conservantes en algunas carnes. Estos conservantes perjudicando al entorno ambiental cuando la carne es desechada.

La creación de piensos artificiales para alimentar a los animales, así como es el traslado de las cabezas de ganado por todo el territorio nacional e internacional llevan consigo una gran contaminación ambiental. Recurrir a los vehículos, que expulsan contaminantes a la capa de ozono, supone un problema si lo comparamos con la producción local de cada región. Hemos de optar por los productos de la tierra, que, además de ser muy saludables, no implican una gran contaminación.

El cultivo de la fruta y verdura ecológicas se lleva a cabo en los lugares en que estos alimentos van a ser consumidos. Si en tu población existen más posibilidades de acercarte a la fruta de temporada, como el melón y la sandía, podrás conseguirla fácilmente. Sabrás que se ha cultivado en los alrededores de donde vives y que estás ayudando al planeta.

Definitivamente, el consumo de los productos locales no solo ayuda a la economía de un territorio, sino que evita el traslado masivo de alimentos, así como el aumento de la huella de carbono que implican los vehículos de carga.

Menos productos procesados, incluida la comida rápida

Los alimentos procesados producen mucha más basura que los alimentos naturales. Observa cómo son presentados muchos de los productos procesados: te obligan a tirar desechos que, en una sola población, pueden significar toneladas de basura.

Ni qué decir de los transgénicos, que hoy son ampliamente usados y, de alguna forma, repercuten negativamente en la producción natural. Y si tenemos en cuenta la sobreproducción y cómo terminamos tirando más comida de la que deberíamos, el problema se multiplica.

Recuerda que no es lo mismo tirar un envase de plástico que desechar una cáscara de fruta. La tierra puede utilizar la cáscara como abono para volver a regalarnos sus sanos alimentos.

Un alimento ecológico para mantener vivo el planeta

Por varias razones, los alimentos ecológicos llegaron a estar en un segundo plano, debido, entre otras causas, al creciente aumento de la población y la necesidad de hacer llegar a todos la comida. Esto hizo que se llevara a cabo la producción de transgénicos. Se acelera el crecimiento de determinadas verduras y frutas, pero esto provoca que pierdan sus propiedades, importantes para nuestra salud.

Hablar de alimentos ecológicos es hacer alusión a la fruta de temporada. Esta no sufre ningún proceso químico. La recibimos en el momento perfecto, cuando la tierra nos la ofrece. De esta forma, sabemos que vamos a alimentarnos de un manjar que conserva todo su sabor, así como el aporte de vitaminas y minerales que requiere nuestro cuerpo.

Por su parte, el alimento no ecológico puede ser ese transgénico, que ha sido modificado genéticamente por medio de hormonas, compuestos químicos (algunos de ellos farmacológicos) e, incluso, pesticidas. Si examinas por encima todos estos componentes, no te será complicado darte cuenta de que sus efectos sobre tu organismo no pueden ser comparables con los beneficios de la fruta ecológica.

¿Y qué decir de esas comidas procesadas que puedes encontrar en cualquier restaurante de comida rápida? Su máxima radica en llegar a un número amplio de clientes, con el único fin de acumular mayores ganancias. En ningún caso hay una preocupación por la salud de la gente y, aún menos, por el medioambiente, donde terminan tirándose unas sobras difíciles de absorber por la tierra.

Al introducir en tu dieta diaria los productos ecológicos, estás cuidándote y enseñando a tu familia una lección de lo que significa comer saludablemente. Una dieta rica en frutas, cuando estas son de temporada, es tu mejor opción.

La alimentación sostenible te protege a ti y protege al planeta, donde tus nietos vivirán. Cuando eres un ejemplo para la comida, tus hijos terminan imitándote. Enséñales lo importante que es consumir alimentos ecológicos, como la fruta y la verdura. En Frutas Bruñó estamos muy concienciados con llevar la salud a todos los hogares, con la mejor fruta de temporada. Mira en nuestra web todos los consejos alimenticios que tenemos para ti.

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