El origen del melón y la sandía

Los tenemos en la mesa cada verano desde pequeños y son ya una parte tradicional de nuestra gastronomía, pero la historia del melón y la sandía está llena de misterios y curiosidades. Los dos se parecen en cierta manera, aunque su sabor y color es diferente. ¿Sabías que ciertamente estaban relacionados? Descubre a continuación su recorrido hasta que llegaron a nuestras fruterías.

La sandía no era ni tan roja ni tan dulce

La sandía es un fruto que lleva muchísimo tiempo con nosotros. Aparece ya documentada en el Antiguo Egipto, porque el faraón Tutankamón fue enterrado con las semillas de esta fruta.

Lo demás tenemos que averiguarlo a partir de la secuenciación genética integral de la sandía domesticada (Citrullus lanatus), que es la que consumimos actualmente. Eso es lo que ha hecho un grupo de investigadores de la Universidad Ludwig Maximilian, de Munich (Alemania), dirigidos por la botánica Susanne Renner. Comparando el genoma de la sandía actual con seis variedades salvajes, han podido trazar la historia de este fruto.

Por ahora, se sabía que en Egipto ya se cultivaba la sandía en el 4000 a.C. También existe una variedad llamada melón egusi, muy similar a la sandía, que crece en África Occidental. Lo curioso es que se cultiva por sus semillas y no por su pulpa, que no es comestible.

Sin embargo, la sandía actual parece estar genéticamente más emparentada con melón citrón (Citrullus amarus), una variedad salvaje de sandía que existía en Sudán, antes de que comenzara la agricultura en esta zona. Tiene la misma forma que la sandía y es moteada o amarilla y con la pulpa blanca y menos dulce. Además, suele ser ovalada, casi como el melón. Se conoce también como sandía sudanesa, y todavía existe en la actualidad. Aunque su sabor no es para nada tan agradable como la sandía que conocemos. En la actualidad se conoce también como melón de Kordofán y crece en Karfur, una región al sudeste de Sudán.

Eso sí, si nos atenemos a la sandía dulce como la conocemos hoy, es mejor que situemos su origen en Egipto. Es lo que conocemos como sandía domesticada, y parece que los agricultores egipcios consiguieron aumentar su dulzura generación a generación, cultivando solo semillas de las variantes más dulces. Es lo que se conoce como selección artificial, en vez de natural. ¡Tenemos mucha suerte de contar con sandías dulces hoy en día!

La historia del melón: más incierta todavía

De nuevo encontramos referencias al melón en las tumbas egipcias, en el 2400 a.C., y era un fruto bien diferenciado de la sandía. También los griegos lo alababan como «la obra maestra de Apolo» y existen manuales romanos del siglo III que hablan de su horticultura. Los musulmanes decían que «el que sacie su estómago con melones, se llenará de luz». Así que, si te gusta el melón, no eres el único ¡Parece que era un fruto muy estimado por todas las culturas! Sin embargo, hay teorías que aseguran que ya existía en Asia meridional antes de llegar a los egipcios, pero ellos fueron los primeros en documentarlo.

¿Y qué pasa con las variedades como el melón Galia o el Cantalupo? El primero fue desarrollado en Israel en 1970 por Zvi Karchi, cruzando dos variedades. Por contra, aunque tendemos a pensar que es más nuevo, el melón Cantalupo ya aparece en documentos de 1739, y, según se sabe, fue introducido en la localidad italiana de Cantalupo in Sabina desde Armenia. Antes, parece que ya se cultivaba en África, Golfo Pérsico y el subcontinente indio. Aunque, curiosamente, en la actualidad el principal productor es Francia.

¿Has visto cuánta historia hay tras nuestros deliciosos melones y sandías? Somos privilegiados por tener con nosotros estas variedades tan dulces y nutritivas, ¡disfrútalos!