Entrevista a Sebastián Nicolau. Arte y experiencia

Francisco Sebastián Nicolau, nacido en Valencia, es un artista multidisciplinar con una amplísima trayectoria en el campo de la pintura y la escultura. Su obra, expuesta en las principales capitales españolas y en países como Japón, Estados Unidos, Suiza, Alemania o Francia, forma parte de colecciones como las del IVAM, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, la Fundación Mapfre, la Fundación Banco Sabadell, el Museo D’Arte Dello Splendore (Italia), el Centro de Arte Contemporáneo Caja Burgos, Fundación Hortensia Herrero o la Fundación Bancaja, entre otras. 

¿Qué edad tienes Francisco?

64 años.

¿Cuántos de esos años dedicados al arte?

Podría decir que 50. A los 14 años me presenté a una convocatoria nacional de grabado y fue mi primera experiencia, aunque nací en una familia en la que mi padre era pintor y eso marca también una relación con el arte desde el nacimiento.

¿Cuáles fueron tus inicios?

Concursos de pintura infantil al aire libre. La formación, observación, relación y enseñanza en mi casa. Alumno de Miguel Calatayud a los 13 años, uno de los referentes del comic y la ilustración española desde los años 70. Escuela de Artes y Oficios y Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia.

Dicen que la experiencia es un grado, ¿puedes dar fe de ello?

Desde luego lo es, pero con ascendencia sobre uno mismo. Se puede intentar transmitir lo que uno ha aprendido, pero no la experiencia que pasa por la realización personal del conjunto de hechos y saberes que la determinan.

¿Orgulloso de tus arrugas?

Bueno, son como aquellas marcas en un balón de cuero de reglamento. De alguna forma indican los partidos en los que has jugado y, en ese sentido, siempre preferí esos balones a los que estaban pulidos y por estrenar, daba miedo darles la primera patada, aunque a veces eches de menos oír el pitido de inicio del Primer tiempo.

Una enseñanza que sólo el tiempo podría haberte dado.

Me he dado cuenta de que hacer bien las cosas resulta fácil si no olvidas nunca el principio de dificultad que entraña todo.

Juventud divino tesoro, pero… ¿qué puede aportar la madurez a tu campo?

Un tesoro es algo valioso que se guarda o se gasta. Nada más efímero que la juventud. Tiene algo en sí misma de despilfarro en el sentido más lúdico. Gastarla porque es mía, porque me sobra. La madurez en mi campo puede aporta riesgo, equilibrio o complacencia. En saber cuál de esas tres aportaciones hay que evitar está la clave.

¿Crees que la profesión tiene fecha de caducidad?

No, si sabes mantener un espíritu crítico contigo mismo y lo alimentas con la curiosidad por lo que hacen los demás.

La actitud de las nuevas generaciones juega un papel fundamental. ¿Algún consejo para los que están empezando?

Creo que estamos en un cambio de era, de paradigma. Dar consejos ante lo que ha de venir cuando lo que viene sustituye al pasado, resultaría muy pretencioso por mi parte.

Por último, ¿podrías mencionar a alguien mayor que tú a quien admires y respetes profundamente?

Mi padre.